4.12.05

Verde


La miro y es verde. Contrario al ángel de Klee, sus ojitos -de mesmérica mirada- no reparan atribulados en el montón de ruinas apiladas que le anteceden. Más bien se asume como parte de la catástrofe y brilla. Su actitud, en todo caso, es la del desparpajo de un fisgoneo indiferente: fluorescencia fría y neutra para alumbrar un futuro que ha llegado antes que nosotros a la fiesta. Ubicada en la parte más filosa de los límites del arte, sin aspavientos deja tras de sí el infumable mejunje de las vanguardias, los anegados meaderos del dadá, los insufribles bodrios enlatados del pop, el trasnochado mohín del body art y los performances roñosos. Si se le mira bien, no es más que mónada lechuguina que flota en el vacío. Ripio verde entre otras trazas de cardenillos opacados.
Se llama Alba y no es más que una conejita blanca que, ante luz azul, centellea como un tubo de neón en una noche de juerga. Máxima creación del brasileño Eduardo Kac, Albita es el resultado de una deriva genética que incluyó como protagonistas una coneja albina y una luminosa medusa del Pacífico. Fulgor triunfal del arte transgénico. Lustre de hibridez saciada. Tierna iluminación de indeterminaciones festivas.
Es posible que aún quede, entre estos nenúfares, un elfo adormilado a punto de soñar con las interioridades profundas del conejo de Durero. Pesadilla perdida.

10 Comentarios:

Blogger Mara Pastor said...

a veces abro un libro que tengo aquí, y me quedo pegá mirando el ángel de klee, a ver si veo lo que veía benjamin, como en esos dibujos 3d que cuando los miras mucho rato ves una fortín lleno de soldados y la vaina, pero me canso y me voy a la cocina a comerme una rajita de pasta de guayaba.

mi cd de johansen no aparece y eso me produce mucha trsiteza, porque quiero escuchar la canción esta del tipo que sale con la intelectual, y ella en vez de bailar con él le dice una ristra de conceptos ahí con acento francés, jajaja.

4/12/05 1:42 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Los benditos conejos

"Ya no hablaban de los sueños, solo despertaban asustados, o compungidos, prestos a quererse más que el día anterior. Las pesadillas fluctuaban entre el horror y lo absurdo. En una ella era un conejo, y él la paseaba con collar de perro. La pateaba como perro cuando la llevaba a un árbol y ella no orinaba, sin ella entender el por qué del árbol ni el de la patada en su lógica de conejo".
Estoy citando un texto de Yara Liceaga

Asi que both of you are stuck in trova, ah! you two should stay in touch with your industrial rock side.

4/12/05 7:00 p. m.  
Blogger Rodrigo Köstner said...

Me gusta la cita de Liceaga. Para activar más el horror y el absurdo, me da con imaginar que en la próxima pesadilla la mujer del cuento debería ser el collar del perro y el tipo, pues, la ausencia de las ganas de mear. Todo deber ser pensado, eso sí, con la lógica del árbol o de la patada, a ver que sucede...

Mara: te puse la canción.

4/12/05 8:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo creo que mi directora

Yo creo que mi directora de la escuela en la que estaba cuando niñ@ era panita de Kac. Tanto para nosotros los derrotados como para nosotros los victoriosos eran unos pollitos azules, rojos o anaranjados lo que recibíamos como recompensa o "premio" de consolación en el maratón del pavo. Después mis padres decidieron comprarnos a mis cinco hermanos y a mí dos patos, que criámos en donde crecimos, en la casa de playa.
It was pretty awesome to see them cuaking around the neighborhood, we took them out twice weekly. Because in my household my father had Neruda and Diana Ross w/Marvin Gaye 45'recordings, escuchábamos constantemente la casette de la canción de "Agueybana", interpretada por Tony (Croatto). We decided una tarde de cítrico sol nombrar a nuestros patos Guarionex y Loaiza, pues suponíamos que eran varón y hembra, aunque yo nunca estuve muy segur@. Estas historias siempre terminan con un guiso y mi hermano más apegado a Loaiza (pues era SU PATO) todavía no se ha enterado que los pasteles de aquel año fueron comprados con más que Guario, con Loaiza, que estaba carnosa, había ganado una voluptuosidad que Don Chachi, cuando la vio, la agarró por el pescuezo y dijo, gritando: este pato es mío. Después se limpió el antebrazo que la pata le había ensuciado, se frotó los dedos con el excremento, se lo llevó a la nariz y asintió satisfecho. Cuando vi esto, además de vomitarle una miramelinda, pensé que Loaiza pudo habérsele vendido al diablo y habríamos ganado un bote de oro, y así estudiar en La Salle y vivir en Mansiones de Levittown.
Creo que fue fricasé, que papá me dijo, en lo que terminó la pobre pata. Guiso o fricasé, esta boca nunca se enteró.

5/12/05 11:31 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

I believe so (and wouldn't it be lovely?), Mr. Kostner, but she also could use the strategic observation method of Cosimo in Calvino's El barón rampante, but only after Cosimo's 50th birthday.

Miss Pastor, I have been reading your work for quite a while now, and I've come to the conclusion you were an hupía (opita) in one of your past lives. It's more of an impression.

5/12/05 11:54 a. m.  
Blogger Rodrigo Köstner said...

No está mal, amigo anónimo. Tu sugerencia es realmente estimulante y prometedora. Como desconozco los detalles del método-cósimo, tan sólo puedo emitir, por tanto, una salvedad (a riesgo, claro está, de toda posibilidad de errores): recordar que los anacoretismos tarzanescos que acontecen en estos bosques (si es que ocurren) no acaban ya con utopistas lanzados heroicamente a la mar; sino, tal y como lo ha dejado expresado Parra, con hombres que finalmente bajan de los árboles ante la sonrisa sardónica de aquellos que se han dado a la empresa de cultivar durante largo tiempo piojos en las corbatas.

* Yo tuve pollitos de colores cuando chiquito. Antecedentes, sin duda, de la tierna mutante de Kac.

5/12/05 2:56 p. m.  
Blogger La cera en flor said...

He llegado hasta aquí gracias a muy buenas referencias.
Tengo que admitir que, R. Kostner, sus contestaciones han dado en el clavo de mi oscura pasión por la observación-imaginación e ingenio.
Con su respuesta, y cito: "imaginar que en la próxima pesadilla la mujer del cuento debería ser el collar del perro y el tipo, pues, la ausencia de las ganas de mear" puso la yema de su dedo en mi botón bermejo, y, por supuesto, apretó dicho botón. Qué quiere decir esto, simple: su propuesta me parece acorde con la de proponer ajustar la mirada al modo F. Hernández o felisbertiano.
En Hernández, los objetos (una silla debajo de una manta blanca, un piano, un maniquí, etc.) adquiren u ocultan en ellos un alma y se desempeñan a sus anchas, aunque, la verdad sea dicha, carezcan de movilidad (si mal no recuerdo). Así mismo, desequilibran la siquis del narrador, que usualmente está en primera persona.
Pero más que todo su respuesta me remite a las láminas parlanchinas de una de las novelas de O. Pamuk, en las que un perro, un árbol y hasta el color rojo, además de otros, vocean sus encantos y desencantos con respecto a la trama (policiaca), proveyendo las pistas necesarias para descubrir al asesino. El árbol no es el árbol formalmente, sino el ilustrador, el árbol y la lámina que hablan, claro, a través de una sola voz. El recurso que utiliza Pamuk, por supuesto, es que la novela está completamente narrada en primera persona, narrada por diferentes personajes (incluyendo las láminas)que a su vez me recuerdan una película argentina que vi hace muchos años y creo que se llama: Cenizas del infierno (o algo así) en la cual la historia se narraba a través de la experiencia de cada uno de los personajes principales, presentando la misma historia, una y otra y otra vez, pero narrada desde el punto de vista de cada uno o desde su experiencia con respecto a la trama.
Si algo me ha fascinado de algún film, alguna vez, ha sido esa estructura. La comprensión que se tiene de la trama raramente puede darse utilizando alguna otra.

Una pregunta: ¿de dónde sacaron esa cita de Yara?

Nunca he escuchado al Johansen, y aun no entiendo por qué la mujer Pastor no me prestó nunca el o los cidis. Esa me la debes, beibe!!

Anónimo: Mara Pastor existe. Yo he tocado su ombligo mientras bailamos. Y siempre está ahí. Eso sí, he tenido que llegar al extremo de tomar cursos de baile, para poder seguirla sin pisarle cada uno de sus pies.

PD: R. Kostner, sabía de abanicos sin parrilla atacagente, pero, CAFETERAS, wow, a menos que usted duerma encima del counter de su apartamento, exijo una explicación. O, a menos que a usted le pase como a los amantes del cuento de S. Ocampo, en que algunos objetos de los sueños, al despertar, aparecen, como arrancados de los mismos (o bien, hurtados). Si es así, yo también me pondré cortesanoextremista y repetiré como un wannabe mantra: "Yo PUTAMADRE soy, en PUTAMADRE creo", en los momentos de estrés cotidiano.

5/12/05 5:28 p. m.  
Blogger Rodrigo Köstner said...

Pidoki, no sólo la visita, sino también el comentario que haces en Putamadre me pone putísimamente contento. Siéntete bienvenida.

En relación a lo que dices, creo que podría enfatizar contigo que hoy se hace verdaderamente necesario un ajuste de la mirada hacia cualquier objeto de lectura -tal y como sugieres-, sea literario o de cualquier otro tipo. Y es que la escritura quizás deba ser asumida ya y ya como una constante presencia de signos en rotación que exija una pupila imaginativa capaz de leer el movimiento (o la posibilidad del mismo en la aparente condición de materialidad estanca en que se encuentra). Si se logra eso, entonces, creo que estaríamos ante las puertas de lo que Vattimo llama, en uno de sus libros, "interpretación activa". El término me interesa, pues, aunque no es del todo original, viene a reactualizar sin mucho protagonismo algunas dimensiones del julepe fenomenológico de Ingarden e Iser, así como algunos avances del recepcionismo de Jauss. La cosa está en no recoger solamente el "espíritu" de la letra para someterlo a una cuestión de traducción nada más (implique ésta llenar espacios vacíos o la realización de cualquier otra operación por el estilo), sino en añadir, (re)crear, reescribir... En caso extremo, todo esto debería llegar a una saludable esquizolectura.

Digamos, entonces (no sé si coincides conmigo), que la escritura es un pájaro en tierra, y hacerlo volar (ya sea para dejarlo libre o dispararle después del vuelo) es un trabajo en conjunto, no sólo de autor y lector, sino también del dinamismo de todos los medios microtextuales y macrodiscursivos a través de los cuales acontece todo el batiburrillo de aquellos dos. ¿Leer el movimiento es aceptar el desequilibrio que constituye esa resistencia a una descentralización completa o a una recentralización absoluta? Creo que sí, y hasta es posible que unos cuanto deleuzianos que acechan por ahí, hablen, parafraseando al master, de "escritura menor": la posibilidad de abrir una escritura en la escritura que posibilite, más allá de toda domesticación, el ruboroso vértigo de los despliegues y los repliegues.

Mover el texto tuyo (que un adorable anónimo certeramente citó) a unas nuevas posibilidades de resemantización no lo somete a merma, tal y como ya nos hemos dado cuenta, más bien lo intensifica desde sí y lo potencia desde de sus posibilidades significativas. El texto se vuelve un juego de coordenadas, un modelo para armar y desarmar: esas cosas. Desde hace un tiempo que los lectores se vienen tomando la palabra. Y eso hay que celebrarlo.

Por otra parte, te agradezco las referencias de Hernández y Pamuk, que conozco a medias o desconozco por completo. Echaré un vistazo.

Y, por último, el incidente con la cafetera es cierto. Amorriñao una mañana, tras un largo lapsus de insomnio y unas cortitas pero densas sesiones de pesadillas, me levanté con el único propósito de tomarme un café restaurador. Y al poco tiempo que había prendío la cafetera, el aparatito decidió darme los buenos días a insufribles latigazos de agua caliente que me dejaron la cara marcá por casi dos días. Imagina, entonces, cómo tuve que ir a trabajar: con la marca del Zorro cruzándome tres cuartas partes del rostro y unas cuantas partes del brazo izquierdo rojísimas como un tizón.

Saludos....

6/12/05 9:48 a. m.  
Blogger La cera en flor said...

Precisamente, Kostner, es por eso que trabajos como el de Felisberto, Macedonio, S. Ocampo o Liboy desarticulan no solo la estructura sino la impronta narrativa para volverla reconocible a ese otro mirar, al que ya debe estar el ojo viciado o expuesto.

Confieso que debo revisar los trabajos de Vattimo o Jauss, pero me parece que un termino como esquizolectura supone, precisamente un enfrentamiento a este tipo de trabajo, que es, tanto particular como marginado.

Lo que usted dice me lleva al trote, lo cual encuentro magnifico.

Ahora debo regresar a leer a Bataille, al que entro con antorcha y yemas de los dedos. Muy oportuno su post el amor, el amor.

6/12/05 6:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yara, you sent it through email, don't you remember?

You probably don't.

6/12/05 6:41 p. m.  

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