Frankessa

(Este es un poema que quiero mucho. Gracias, K.)

Yo te amé las costuras, los misterios,
ese caber a medias en el mundo;
la soledad te amé, y el cementerio
que fuera nuestro hogar quise por tuyo

pues te fui componiendo con retazos
de pasados amantes y futuros,
con nostalgia muy vil; y a correazos
de la electrocución con que me ayudo.

Ahora pido perdón por concebirte
de la más meretriz de las ideas:
que pudieras quererme sin herirte.

Di a tu piel el color equivocado.
Eso lo sé muy bien porque las venas
te abandonan el curso de los brazos.

Enelle Kubil